Ten cuidado con lo que le pidas a la vida... ¡porque te lo da!

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Tenía 10 años cuando formaba parte de la selección mexicana de gimnasia rítmica, no tenía ni la más remota idea de lo que eso significaba, yo sólo sabía jugar a competir. Sería mi primer viaje en avión, conocería otro país y lo mejor es que íbamos amigas/competidoras, nos hospedamos en el centro olímpico de concentración en Ponce Puerto, Rico.

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Tengo muchas memorias de ese viaje, entre ellas llevar la bandera de México. No se por qué me tocó, pero me sentía muy honrada por llevar la bandera, que hace unas semanas se ganó el titulo de “La más bonita del mundo”.

Aunque no gané los primeros lugares, pasé a la final quedando en 8vo lugar, sin embargo yo siempre me sentí orgullosa. Claro está, que después entendí la magnitud de la competencia.

Dejé la gimnasia y seguí como bailarina, competí a nivel nacional y me llevé mi medalla de oro siendo bailarina.

El haber estado tan chica en un ambiente de competencia, me forjó una personalidad competitiva hasta el tuétano, solía compararme muchísimo y aunque puede ser muy bueno, también puede llevarte al hoyo si no lo sabes manejar y esa comparación es destructiva.

El yoga llegó afortunadamente a mi vida para transformar ese modo de ser que tuve por años, de hecho cuando fui a India uno de los motivos por los cuales decidí dejar de practicar el sistema Ashtanga como tal, fue porque sentía ese tipo de ambiente. En realidad no era el motivo por el cual viaje hasta ese País y mucho menos había sido por lo que comencé a practicar yoga.

32 años después llegó otra oportunidad muy distinta, estaba en una de las tiendas de Oysho, comprándome una bata de baño, de esas de las que amo y compro como si me hiciera falta una con esa textura de tela y viendo la ropa deportiva pensé: Esta marca está promoviendo la practica de yoga con maestras de España, me encantaría participar con ellos , veré como “tocar la puerta”.

Pasaron 2 semanas y me tocaron la puerta a mi: recibí un correo de Oysho invitándome al International Yoga Tour, honestamente no puse tanta atención, me dejé llevar por la emoción y antes de que dijera que si, ya mi alma lo había dicho. …Y pues francamente, tampoco dimensioné el proyecto en el que increíblemente estaba participando.  Una de mis maestras de yoga que más me inspiro a compartir en redes sociales mis prácticas fue Kino McGregor.

Dar clase a distancia fue todo un reto, porque además de que tenía un mes de no practicar por una herida en el dedo, di la clase en inglés. Lo mejor de todo es que esta vez no competí contra nadie, me sentí muy especial, lo que me queda claro es que mi alma “tocó esa puerta”, el Dr. Joe Dispenza diría que me contacté con la energía cuántica para crear la realidad en mi mente, Dary diría:  “encendiste la señal de wifi”  yo digo, que andaba en modo bruja . Sea lo que sea sentía profundamente ese deseo, me vi participando con ellos y no lo dudé ni lo sentí imposible, no lo sé, sería bueno averiguar, seguir practicando en sentir intensamente y visualizar esos sueños, “encender la señal”, pedírselo a la vida para cuando llegue la oportunidad y que sea en el momento perfecto ¡ah! y claro, tener cuidado en lo que le pedimos.

No lo sé, yo solo digo…

B

PD. Te dejo mi clase para que la disfrutemos juntos y un artículo que sale una pequeña entrevista mía sobre este proyecto de Fashion United



Brenda Medina